Como el aumento de la productividad de la agricultura
libera fuerza laboral para otros sectores, durante varias décadas del siglo
pasado esta relación entre agricultura y crecimiento económico global fue
distorsionada en la forma de una doctrina que perseguía la industrialización
aún a expensas del desarrollo agrícola, socavando por lo tanto las
posibilidades de que la agricultura contribuyera al desarrollo global. Se
consideraba que el papel del sector era el de ayudar al desarrollo industrial,
que era el elemento esencial de la estrategia de crecimiento. De hecho, se
pensó que la industria era tan importante para las perspectivas económicas a
largo plazo que subsidiarla fue una práctica común, a expensas del
contribuyente fiscal y de otros sectores.
Esta fue la doctrina de la primera generación de
estrategias de desarrollo económico. La costumbre de favorecer y subsidiar el
desarrollo industrial fue especialmente marcada en América Latina y algunos
países de Asia. Quizás el más conocido de los primeros exponentes
latinoamericanos de esta tradición fue Celso Furtado. En palabras que hoy
suenan raras, Furtado observó, refiriéndose a las prioridades sectoriales del
desarrollo brasileño:
La acción gubernamental, fuente de amplios subsidios para
la inversión industrial a través de las políticas cambiarias y crediticias, ha
permitido la expansión, aceleración y ampliación del proceso de
industrialización. Sin la creación de industrias básicas (acero, petróleo) por
el estado y sin los subsidios del sistema cambiario y las tasas de interés
negativas de los préstamos oficiales, la industrialización no habría alcanzado
la rapidez y amplitud que desarrolló durante ese cuarto de siglo.
En este enfoque del desarrollo, el papel de la
agricultura fue considerado como el de proveedora de “excedentes” (de mano de obra,
divisas y ahorro interno) para impulsar el desarrollo industrial. No fue vista
como una fuente de crecimiento del ingreso por sí misma. Sin embargo, la
concesión de subsidios a la industria significaba imponer un gravamen,
implícito o explícito, sobre la agricultura, que con toda probabilidad
deprimiría sus perspectivas de crecimiento. En otro contexto, Furtado comentó
que en México:
... desde 1940, la política agrícola sistemáticamente ha
perseguido el objetivo de incrementar los excedentes agrícolas extraídos para
favorecer el consumo urbano o la exportación.
Esta visión de un papel limitado de la agricultura en el
desarrollo económico no se circunscribió a los economistas latinoamericanos. Ha
sido la componente central del “modelo de la economía dual” de John Fei y
Gustav Ranis.
Anne Krueger resumió el pensamiento inicial de la
economía de desarrollo como conteniendo:
varias tendencias prevalecientes y dominantes...: 1)
deseo e impulso hacia la modernización; 2) interpretación de la
industrialización como la ruta hacia la modernización; 3) creencia en la
sustitución de importaciones como política necesaria para proteger a las
industrias nacientes; 4) desconfianza en el sector privado y el mercado, y
creencia en que el gobierno, como guardián paternalista y benévolo, debería
asumir el liderazgo del desarrollo; y 5) relacionado con el inciso 4)
desconfianza hacia la economía internacional y pesimismo sobre el crecimiento
de las exportaciones de los países en desarrollo.
Aun cuando no proponían subsidiar a la industria, Hollis
Chenery y Moises Syrquin subrayaban que la agricultura debería transferir
capital y fuerza laboral hacia las zonas urbanas, para promover el desarrollo
general en la economía. En el pasado, incluso los economistas agrícolas han
suscrito esa tesis:
... la agricultura debe proveer aumentos importantes de
productos agrícolas, pero también debe hacer contribuciones netas
significativas a las necesidades de capital de los otros sectores de la
economía.
El aporte del sector rural a la formación de capital
podría ser lograda... a través de la imposición... [y del] descenso relativo de
los precios agrícolas.... Los impuestos sobre las exportaciones son más fáciles
de administrar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario